Celulares aliados: novedoso sistema de alerta para terremotos podría salvar vidas en Costa Rica
Oficina de Comunicación - UNA. Suena a ciencia ficción. Se activa una alarma en su teléfono celular. Tiene 30 segundos para buscar un lugar seguro. Ese es el tiempo que podrían demorar las ondas sísmicas de un terremoto en arribar hasta donde usted está. La evacuación de hospitales, escuelas, el oportuno cierre de gasoductos, la interrupción del servicio ferroviario a tiempo, todas, decisiones que podrían salvar vidas. No es ficción, se trata de un innovador sistema de alerta temprana que podría ser una realidad en Costa Rica en un mediano plazo.
Esta semana se dio el primer paso, pues el US-AID/OFDA aprobó el financiamiento para la prueba en su primera etapa del proyecto ASTUTI (Alerta Sísmica de Terremotos Utilizando Teléfonos Inteligentes), liderado por el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica de la Universidad Nacional (OVSICORI-UNA): “entre enero y febrero del 2019 instalaremos unos 100 teléfonos celulares en todo el país, con sus respectivos acelerómetros, GPS e internet.
Los fijaremos en edificios públicos, escuelas por ejemplo, cerca de las fuentes sísmicas más conocidas del país, las regiones donde tiembla fuerte. Estos dispositivos registrarán los datos de fuertes sismos o terremotos y en tiempo real los enviarán a un servidor, que evalúa y decide mandar la alerta. Una segunda etapa, que antes de ser ejecutada tomará algunos años de capacitaciones y pruebas con la población, consiste en el envío masivo de esa alerta a los teléfonos celulares de los costarricenses, ubicados por ejemplo a unos 100 km del epicentro, cuando todavía hay tiempo de reacción, unos 15 a 30 segundos antes de que llegue la onda sísmica, y en sitios donde los efectos podrían ser importantes. Por supuesto que aquí entrarán en juego varias instituciones de respuesta del estado”, sostiene Marino Protti, sismólogo de OVSICORI.
En todo el mundo, sólo Chile tiene un sistema similar. En México y Japón, existen otros mecanismos de alerta temprana. Fábricas y edificios públicos, cuentan con sirenas que dan aviso en caso de terremotos ocurridos a distancias cercanas a los 150 kilómetros. “Las ondas sísmicas se desplazan relativamente lento, de 3 a 8 km por segundo, entonces, en ocasiones pueden transcurrir de 20 a 40 segundos, desde el momento en que ocurre el sismo hasta que uno lo siente. Se alerta que las ondas sísmicas van de camino. Si existen planes de emergencia, se pueden salvar vidas”, afirma Protti.
Dichos avances resultan trascendentales en un país altamente sísmico como el nuestro, y con regiones de alto potencial: “bajo la Península de Osa hubo terremotos más o menos cada 40 años; se tienen reportes de 1856, 1904, 1941 y 1983, el último fue el del Sábado Santo de ese año, es decir, hace 35 años. Es un buen momento para estudiar esta zona, de aquí a 8 ó 12 años, antes de que vuelva a ocurrir el próximo terremoto”, añadió Marino Protti.
Acerca de la posibilidad de más eventos sísmicos de importancia en Nicoya, Protti responde a la pregunta: ¿después del terremoto del 2012 tenemos que esperar otros 50 años para otro similar? “Quedó una porción de la falla que no se movió, pero si desliza repentinamente, el terremoto que generaría sería apenas cercano a 7.0 grados de magnitud. Mi impresión, viendo la magnitud de las deformaciones, es que difícilmente todo se pueda mantener acoplado por otros 50 años, sobre todo porque ya aquí hubo un deslizamiento importante, que está cargando aún más la zona que no deslizó, entonces de darse algo, tiene que ocurrir dentro del siguiente ciclo sísmico”.